jueves, octubre 16, 2014

Desde mi sombra


Mientras mi rímel agonizaba, te vi besarla, desde mi sombra... Entonces yo misma rasguñe mi cuello, mis brazos y  trate de  enterrar mis uñas en ese sentimiento que deje crecer... Coraje, vergüenza, locura por haberme puesto yo misma en tal situación... Y solo pude pensar que era un sueño ilógico y preguntarme, ¿Cómo llegue hasta ahí? Me dejé llevar, me permití enloquecer por ti,  o creer que lo hacía,  tal vez necesitaba un poco de magia en mi vida, tal vez necesitaba caer n un hechizo, o fingir que lo hice.


Hubo dos reveladoras  noches en ese año. A la primera la llamo “la noche del embrujo” y fue esa noche en que parada en el escenario, casi a punto de terminar el acto, por fin apareciste, tarde como siempre, tratando de ocultar tus nervios, como siempre, brillando en tu traje que no habías vestido en años y tal vez no has vuelto a usar. Mis ojos se alegraron y cuanto más nervioso estabas más tranquilidad sentía yo.  Esa  última canción  fue mi mejor pieza. Bajé del escenario y caminaste hacia mí esquivando público y fotógrafos, me besaste. Definitivamente era mi noche, confundí la emoción que sentía,  y pensé que era claro que me había enamorado de ti.


La otra noche fue la del “desencanto”  después de  unos cuantos meses de tormentoso “romance” y de haber  permanecido a tu lado sabiendo que nunca ibas a cumplir mis expectativas, el gran día llegó. Soy del tipo de mujeres que antes buscan un pretexto para dejar a alguien que ser completamente “mala”, y ahí estuve esos largos meses, tratando de  encontrar una pizca de infidelidad, de mal trato o de indiferencia, para  alejarme con la medalla de víctima.  Pero nada, ni siquiera ella, tu viejo amor, de quien nunca supe nada y de quien en el fondo supe todo, ni siquiera ella pudo ser pretexto para dejarte, nunca fui tan lejos como para  analizar tus pasos y saber si seguía en tu vida. Nunca, hasta aquella noche, en que hartos los dos  de no querernos, nos quedamos solos.


Camine por varias calles mojadas de lluvia, sintiendo el viento en mi cara, buscando tranquilidad, sintiendo a mi lado el paso de la gente sin importarme buscar una cara entre ellas, o que buscaran la mía.  Me hizo falta un trago así que fui a ese nuevo bar, sin pensar siquiera encontrarte ahí, ¿Cómo pensar que tendrías unos pesos para pagar una copa?, pero al entrar, esa escena quedo grabada en mi mente, aunque ahora solo sea símbolo de mi salvación.


Ahí, al fondo, en la mesa más lejana estabas tú, y ella a tu lado, lo más cerca que podía estar, abrazando tu espalda y entrelazando su pie con el tuyo, mirándote directamente a los ojos, sintiendo esa vibración que me pertenecía…Me devasté,  y nunca he podido descifrar en mi afán por detener el tiempo, realmente cuantos segundos observé esa “fotografía”  pensando,  buscando respuestas, mirándote ahí  poco atractivo, sin talento alguno, pobre, gordo, feo, creyendo merecerlo todo aun siendo un don nadie… Y mirándola a ella, hermosa, soñadora, creyendo cada embuste tuyo, perdida en tus ojos, sin darse cuenta que no valías nada.  


Hasta que todo volvió a moverse. Fue entonces cuando me libere de aquel hechizo y mientras mi rímel agonizaba, te vi besarla… Desde mi sombra.

No hay comentarios.: