domingo, junio 05, 2005

Un letargo... y sexo


Posted by Hello

A veces no basta saber que solo sueñas… que va a pasar, que todo acaba. No basta ver sonreír a otros y forzar entonces a tus labios a extenderse en una falsa mueca que trate de indicar: “estoy bien”. Entonces te encierras, con la esperanza de no estar solo, te lanzas a un farallón despoblado, pero esperando que una razón te haga sentir que si termina. Pero es entonces cuando no basta poner un disco melancólico y llorar hasta el amanecer… llorar… un orgasmo de mis ojos, tanta delicia y sensación visual que culminan en una bendita emanación salada…
No puedo pensar; nada me duele pero… todo me lastima… Y me entrego a un orgasmo disímil, pues el sexo distrae de los abatimientos, confusiones, sensaciones, vejaciones, y nada se resuelve.
Solo esperar… ¿Cuántas veces lo he sentido? Y si… siempre pasa, pero nada se resuelve. Es como los sueños. Vives en ellos, te emocionas, la bestia te persigue esta a punto de alcanzarte, despiertas, y nada pasó… donde quedaron esos minutos de ¿vida?... Me encabronan los sueños que no logro explicarme. Hace días mi madre soñó al demonio… Esta mañana mi padre vino de visita.

Pero no, esto no es un sueño, es solo un letargo, un letargo como el enamoramiento, jajaja, el enamoramiento. Como puede alguien a quien no conoces emocionarte, despertar tu afición por el, seducirte, despertar tu ardor como te despierta de tu sueño la bestia que te persigue, excitar tu interés, excitarte a ti, hacerte derramar lágrimas, hacerte derramar saliva, y todo tipo de líquidos corporales. Más desconcierto, más confusión y entonces te “enculas” y cuentas a todos que has cambiado, que es el amor de tu vida y que nada los va a separar. ¿Cuántas veces has dejado de ser tú?

Pero hay tantas cosas más, por eso hoy decidí encerrarme, pero… ¿fui yo quien decidió estar sola?... mas solo me acompaña la sombra que terminare lamiendo si pasa el dolor, y que terminare mutilando a mordidas si esto sigue, si no vienes otra vez. Y no me basta saber que solo sueño, no me basta saber que esta bestia no me alcanzara, que despertare exaltada y con ese estímulo que al final te brinda tanta tranquilidad. No, no me basta, porque mis ojos hinchados me dicen que esto no termina. Mientras asustada trato de alejarme de los golpes de la mente... pero te llamo de nuevo.

Entonces entras, me seco a escondidas, obligo a mis labios a extenderse en esa falsa mueca, que dice en silencio “estoy bien” y que grita en voz alta ¡cojamos! El sexo me distrae del agobio.

Lorena Arriaga